La bula Cantate Domino (1442) del concilio de Florencia es testigo de un antijudaísmo específicamente católico que toma la forma de un exclusivismo institucional. Condena en efecto toda práctica judaizante y afirma al mismo tiempo que, en vistas a la salvación, la gracia divina no es eficaz más que en los límites visibles de la sacrosancta Romana ecclesia. La toma en cuenta del contexto histórico y de los antecedentes agustinianos y tomistas del texto, así como el trabajo de interpretación llevado al cabo por J. Ratzinger y B. Sesboüé aportan una clarificación crítica a este documento.