Durante varios meses, los habitantes de algunas grandes ciudades de Francia tuvieron la sorpresa de ver grandes carteles publicitarios, en el metro o en los autobuses, de una obra a dos manos con título inhabitual : Dieu la science les preuves (Dios, la ciencia, las pruebas). Este libro evoca otra obra, Dieu et la science (Dios y la ciencia) publicada hace ahora treinta años, no solamente por el título, el contenido y la intención, sino también por el interés y la polémica que suscita. Esta doble recensión resumirá el propósito de la obra (1), interrogará su recepción (2), después la evaluará (3 y 4).